Se abre en el año 1993 y supone un hito para la ciudad de Gijón, entre otras cosas, porque en él se instala el primer horno crematorio de la región y se introducen los actos religiosos en el mismo tanatorio.
Garantiza un servicio de calidad gracias a sus más de 21 salas, salones de actos y capillas, amplio hall, atención psicológica, floristería, cafetería-restaurante y sobre todo por el trato amable y profesional de las personas que integran su plantilla.